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Llamados a Bendecir a los Demás
Una de las experiencias más angustiosas de la vida es separarnos de las cosas y de las personas que más amamos. A menudo es difícil dejar una casa que contiene tantos recuerdos agradables y siempre es duro decirle adiós a nuestros seres queridos cuando debemos dejarlos.
Así que no fue fácil para Abraham obedecer la demanda de Dios de separarse de su país y de sus amigos y parientes. Sin embargo, sin la obediencia al mandamiento de Dios, no habría bendición para él o para sus descendientes.
Dios llamó a Abraham a esta vida de consagración especial porque lo habría elegido para ser el canal a través del cual Él obraría Su plan de redención.
La raza humana se había revelado y se había vuelto idólatra, y Abraham necesitaba adorar al único y Dios verdadero.
Sigue siendo el deber de todos los creyentes cortar con cualquier relación que impida nuestro progreso y efectividad espiritual. Debemos abandonar todo pecado, toda obstinación, y todo placer mundano que aleje nuestro corazón de Dios.
Si lo hacemos, cuando seamos probados y tentados, la fibra espiritual de nuestras vidas soportará la prueba. Seremos fortalecidos en el proceso, para que a su vez podamos ser una bendición a aquellos a nuestro alrededor.
ESTAR APEGADO A CRISTO ES EL SECRETO
PARA ESTAR DESPEGADO DEL MUNDO.